lunes, abril 17, 2006

Marcas de lujo, atención de saldo


Inevitablemente siempre se asocia la imagen de marca a la calidad "teórica" de sus productos o servicios. La realidad, al menos en nuestro país, no siempre se corresponde con esa imagen. Como consumidor lo he padecido. Recientemente adquirí un automóvil de gama alta. El retraso en la entrega me dejó casi sin vacaciones. Por llavero se me entregó una argollita de plástico miserable. Tuve que salir corriendo del concesionario con el coche y encontrar la gasolinera más cercana en la ciudad por que el depósito apenas tenía 2 litros y no podía llegar a mi destino.
En fin, un montón de anécdotas que nunca me habían sucedido con mi viejo Renault 21 de más de 18 años.
Por eso, es tan importante leer la letra pequeña y cerciorarse cada vez que compramos un producto que supone una inversión importante para nuestra economía.
Una cosa es la imagen y otra muy distinta la calidad en lo que se refiere a la atención al cliente.
Y por desgracia el cliente siempre está el los últimos lugares pese a que se les llene la boca proclamando “El cliente siempre es lo primero”

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